lunes, 30 de mayo de 2011

Y hablando de relaciones perfectas...

Ella creía que él era hermoso en todos los sentidos. Tan dedicado, tan atento, tan... de ella.
"Es perfecto" decía "Me complementa, y sé que nunca me dejará sola".

Más que su novio, su mejor amigo.

Hace tres años que están juntos, y para ella no hay nada más preciado que su relación. Según lo que ella creía, durarían mucho más.

*Suena el teléfono*:

Ella: ¿Hola?
Él: Hola.
Ella: Amor, justo pensaba en ti.
Él: Sí, yo también pensaba en ti. Eh, tenemos que vernos hoy. ¿A las 8 pm. en el mismo lugar de siempre?
Ella: ¡Claro! Reservaré una mesa. Oh, ¿qué me pondré? ¿Y a qué se debe ésto? Aw, qué hermoso.
Él: Cálmate. Ya reservé, no hace falta que lo hagas. Ponte lo que quieras... Te ves hermosa con todo. Se debe a que debemos hablar.
Ella: Gracias, amor. Uhm, ¿te pasa algo?
Él: No... Bueno sí. Eh, hablamos en el Restaurant. Yo te pasaré buscando, ¿bien?
Ella: ... Está bien. Cielo...
Él: ¿Qué?
Ella: Te quiero.
Él: Yo igual. Hablamos a la noche.

De pronto, no se escuchó más que un pito repetitivo. Ella miró el teléfono extrañada, y pasó por alto su sospechosa actitud. Simplemente fue a arreglarse, emocionada por la cita de esa noche.

Eran las 8 pm. y como siempre, él ya estaba puntual en la puerta de su novia, esperándola.

Ella: ¿Y... qué tal estoy?
Él: ... Te ves... Preciosa.

Ella lo miró enamorada, y se acercó para besarlo. Pero él se limitó a voltear la cara, de modo que el beso fue en la mejilla.

Ella: Esto... Gracias.
Él: De nada. Eh, vámonos ya.

Llegaron al Restaurant, y se sentaron en la mesa que él reservó.

Ella: Vaya, reservaste la mejor mesa del lugar.
Él: Sí.
Ella: Gracias, amor.
Él: Tenemos que hablar.
Ella: Ah, cierto. ¿De qué querías hablar?

Él la miró un momento, pensativo. Ella sólo se le quedó mirando nerviosa, pues, sabía que algo le pasaba, y no estaba segura de que fuera algo bueno.

Él: Las cosas últimamente no van bien. No me siento cómodo contigo. Te quiero, pero no puedo más.

Ella con lágrimas en los ojos, sólo logró decirle: "No entiendo".

Él: Te lo pondré más fácil: Terminamos.

Ella se levantó de la mesa, lista para marcharse sin decir más.
Él la tomó de la mano antes de que se fuera, y le dijo:

- Las cosas no van bien, van excelente. No me siento cómodo contigo, estoy perfecto. No puedo más con sólo quererte. Yo... Te amo. Hay que terminar porque, quiero empezar a vivir el resto de mi vida a tu lado. - Él se paró, para luego arrodillarse, y meter una mano en su bolsillo. De éste, sacó una pequeña cajita negra. Abriéndola con sumo cuidado, la miró a los ojos. Ella no podía creer nada. Él le enseñó la sortija de dicha cajita negra, y le dijo: - Amor, ¿te casarías conmigo?

Ella lo ayudó a levantarse, le tomó las dos manos, y con una inmensa sonrisa le dijo: ¡SÍ!

lunes, 16 de mayo de 2011

Intercambio de papeles

Ella, tan ingenua... Lo suficiente como para querer. Lo suficiente como para confiar. Lo suficiente como para amar.
Así de ingenua, como para sufrir por amor.

Él, tan iluso... Lo suficiente como para quererla, confiar en ella, tanto, hasta el punto de enamorarse.

¿Qué ocurriría si llegasen a intercambiar los papeles? Ella ilusa y él ingenuo.

No, no sería igual, pues...

Ella viviría de una fantasía, y él se acostumbraría a una mentira.

domingo, 1 de mayo de 2011

Danza... Más que movimientos al ritmo de la música, es vida

La Danza es vida, y no tengo nada más claro que eso.

¿Han oído hablar de esas personas que no bailan porque viven, sino que viven porque bailan? Les informo que aquí, hay una chica que siente que esas palabras están adheridas a ella.

La Danza es vida, y no, no tengo NADA más claro que eso.

Cada movimiento es una experiencia, cada caída es una lección, y cada aplauso es un aliento para continuar.
Te enamoras del ritmo, y te casas con la euforia.
Suspiras nervios, y despilfarras angustia.
Tus ilusiones se basan en el éxito, y tus desilusiones en errar.
Tu reto no es más que superarte a ti mismo.
Resistencia, esfuerzo, pasión...
¿Puedes continuar, o debes detenerte?
Tomar decisiones convenientes.

Ahora me toca preguntarles, ¿la vida no se trata de eso?